Platos para niños simpáticos e irresistibles
¿A que son una monada y están como para comérselos? Apuesto lo que sea que este plato de pulpos y cangrejos de salchicha se terminan en un trix ante una jauría de pequeños en una fiesta. Y es que, en esas edades, es muy importante que los platos de los niñ@s les entren por los ojos. De hecho, hemos descubierto esta fabulosa y divertida web llamada Cute Food for Kids ("comida bonita o tierna para los niños"), de donde hemos tomado prestadas estas cuatro primeras imágenes. Los ojos de los pulpos y los cangrejos se hicieron con redondeles de queso y semillas de sésamo.
Este ciempiés en movimiento es perfecto como merienda, ya que está hecho con rodajas de manzana verde, un quesito Babybel, ojos de queso y patas y antenas de fruit leather, una especie de membrillo que se vende en láminas muy finas.
¿Y qué me decís de esta respingón cerdito de Nutella? Las orejas están hechas con la misma corteza del pan de molde, y la boquita y ojos también son de chocolate.
Este pájaro hambriento (de ahí su evidente mal humor) está hecho con un quesito Babybel (que da mucho de sí), con ojos de queso suizo, nariz de queso Cheddar y cejas y cola de oliva negra. Es muy fácil de hacer pero, según su inventora, toma su tiempo cortar todas las piezas pequeñas.
Bueno, dejémonos de fruslerías y vayamos a la sustancia... Cuando el niño abra este tupper en el colegio (francamente, dudo que llegue en este estado intacto) será la admiración de todos sus compañeros. Y es que a esta completa tartera no le falta nada: vegetales, arroz, pescado crujiente y un toque de fruta. Encontramos esta idea en My meal box, una web que raya en lo artístico en composición de platos infantiles.
¿Y de postre qué hay? Alrededor de Halloween, sobre todo en Estados Unidos, hay todo un universo de decoraciones, disfraces y comidas... Cuando los niños lleguen a pedir "trato o truco", en lugar de darles unas vulgares chucherías, podéis salir con esa bandeja de escalofriantes fantasmas de plátano y las calabazas de mandarina. A ver qué cara ponen los niños. ¿Se asustarán porque les cambies los chuches por fruta?