Vestir la mesa con manteles
En Decoratrix somos firmes defensores de los manteles y detractores acérrimos de esa moda cada vez más extendida, incluso en restaurante de alto copete, de poner el plato mondo y lirondo sobre la mesa sin más. ¿Dónde se habrá visto?, como dirían nuestras abuelas...
Y si no, que se lo pregunten a Martín Berasategui, que algo sabe del tema, quien para las mesas minimalistas de su restaurante se ha rodeado de lo mejor de lo mejor, las mantelerías de hilo de Resuinsa, de quien es embajador de marca.
Así que no hay excusas: un mantel, por más humilde que sea, siempre viste, invita a degustar un plato y manifiesta buenas maneras por parte del anfitrión. En este decálogo os enseñamos cómo un mantel puede tener mil posibilidades decorativas y nunca sobra. Es cuestión de cortesía.
Siempre, el mantel de cuadros
Es un fondo de armario, un "must have", como dicen en moda. Un mantel de cuadros siempre te sacará de un apuro. En su sencillez está su hermosura. Y si es rojo, además, aportará ese punto de viveza y color, que hace que hace vibrar cualquier decoración. Otra ventaja es que sobre él puedes poner una batería de platos descabalados que, lejos de estropear el estilismo, resultará sencillamente encantador.
Manteles sobrepuestos
En el otro extremo de las escenas posibles, tenemos una mesa de gala o para una gran ocasión. Los manteles sobrepuestos crean un gran efecto visual, porque es como vestir la mesa con maxifaldas y dobles velos. La estrategia es sencilla: poner como base un mantel más oscuro y con un estampado sutil, que llegue hasta el suelo, y encima, una mantel de hilo u organdí blanco, para que la vajilla y el atrezzo resalte sobre el lienzo blanco.
Colocados al bies
Un mismo mantel te puede ofrecer su imagen más seria o más desenfadada según cómo lo coloques. Para mesas más informales, en especial campestres o de exterior, una forma de romper con la rutina del mantel tradicional es colocarlo al bies o en diagonal, de forma que queden los picos a la vista. Así, se rompe con la estructura formal de la mesa rectangular o cuadrada, que puedes completar con un estilismo creativo.
Caídas hasta el suelo
Al igual que las cortinas con caídas que arrastran hasta el suelo, los manteles también se prestan a esta tendencia, aunque a veces sea renunciado a la comodidad en pos de la sofisticación. Pero, ojo, no todos los tejidos son aptos para esta modalidad: el lino almidonado no siempre da buenos resultados pues tiende a arrugarse. Deben ser tejidos con cuerpo pero vaporosos, que se "amuñonen" con naturalidad y que no pesen demasiado, pues resultará incómodo tanto peso sobre las piernas de los comensales.
Mezclar estampados
En el decálogo ortodoxo del buen vestir nunca se recomienda mezclar estampados si no sabes cómo hacerlo. Vete a lo seguro con combinaciones country: flores y lunares sobre fondos cromáticos compatibles (rosa/azul, rosa/verde césped, rojo/azul/blanco), da excelentes resultados. Y como prueba, esta encantadora mesa con un mantel celeste sobre el que se colocó otro rojo de topos, que alterna servilletas y cojines con telas de flores.
Manteles y caminos de mesa
A pesar de lo dicho, no despreciamos en absoluto los caminos de mesa y sus múltiples beneficios: si tienes un mantel manchado en el centro, cúbrelo con un camino de mesa; si el mantel es soso y quieres darle vida, acude a un camino de mesa... Desde luego son un comodín de primer orden, para adornar el mantel si hace falta. En este ejemplo vemos una combinación muy elegante, ya que tanto el mantel como el camino son de hilo fino, lo que crea un interesante juego de transparencias.
Combinados con los cojines
Es cierto: ya está un poco pasado de moda que los manteles y las galletas de la cocina vayan a juego. Pero no me negaréis que este comedor campestre tiene un encanto irresistible, un je ne sais pas que nos hace pensar que las modas a veces son muy injustas y que hay cosas que nunca deberíamos desterrar.
Manteles calados
Ahora bien, si lo que quieres es presumir de mesa de comedor, de su madera y sus líneas, sin tener que poner individuales que afeen la decoración, puedes optar por manteles calados o de ganchillo, que dejen entrever la maravillosa veta de la madera o las líneas nórdicas de tu mesa. Los manteles nunca te arruinarán tu estilismo.
Manteles teñidos
Nos ha pasado alguna vez tener que deshacernos de ese maravilloso mantel blanco, en estado perfecto, pero con una manchurrón insalvable en el centro. La solución: pasar por el tinte. Si eres manitas, puedes probar con alguna técnica de teñido con nudos, tipo batik, como el de la foto. Tendrás un mantel nuevo. Y ya lo sabes, los manteles son la base de una buena mesa. Después, ya viene todo lo demás.
Fotos: Ideal Home