Una escalera de diseño
Toda escalera tiene su historia, y ésta no podía ser menos. Surgió cuando, al hacer la reforma de este piso de 88 m², el arquitecto Marcos Gaztelu descubrió que en el salón había una altura de 6 m, que ocultaba un falso techo. Así que concibió una escalera que fuera algo más que una secuencia de peldaños para subir al nuevo altillo. El diseño, sencillamente atómico, se pensó para que los peldaños continuaran sobre la pared y que se transformaran en baldas.
La escalera está realizada en pletina de hierro de 1 cm de grosor revestida con pintura Oxirón. La potente presencia de ésta determinó, a su vez, el estilo y los materiales del resto de la casa, en el que predomina el blanco y los acabados en acero, pero dejando espacio para algún mueble antiguo, como el aparador chino del comedor.
Toda la estructura está pensada para que la escalera tenga la máxima sujeción, sin desmerecer su doble función como librería. A pesar de su elevada pendiente, su diseño permite que el usuario suba y baje con total comodidad.
Desde el altillo se puede apreciar otro detalle más de la escalera. La barandilla, que sube exenta, se prolonga como base de una mesa de escritorio con sobre de vidrio templado. Pocas veces una escalera ha tenido tantas cosas que contar. Fotografías: Decoratrix.