Los mantones de Manila se reinventan
Los mantones de Manila resurgen de sus ancestrales "outfits" (peineta incluida) para posicionarse en lo más chic de la indumentaria femenina. Aunque no podemos negar que un mantón colocado con estudiado descuido sobre un sofá o colgado con gracia encima de la cama se convierte en un elemento decorativo de primer orden. No obstante, los que hoy os mostramos, de la firma Altermanila, son para ponerse y lucirlos en todo su esplendor.
Diseño textil
No es de extrañar que estos mantones cuenten con un cuidado diseño clásico revisatado, ya que detrás se encuentra Covadonga Jaquete, diseñadora y editora textil, con más de 25 años de experiencia. De ahí que, en su nuevo proyecto, estén presentes estampados exquisitos y delicados, que conllevan un estudio profundo de sus fuentes de inspiración (dibujos ingleses, franceses, orientales, art déco...).
La inspiración
Los mantones están confeccionados en 100% seda natural y confeccionados en España. Muchos de los dibujos florales están inspirados en la flora peninsular. La planta de la pimpinela, peonías... aunque también no podían faltar la flor del cerezo japonés o los nenúfares, entremezclados con colibríes o libélulas.
El colorido
La gran variedad cromática, con colores intensos y sutiles a partes iguales, es otra de las señas de identidad de los mantones de Altemanila. Cada pieza mide 140 x 140 cm, y los flecos 30 cm, lo que la convierte en un hermoso lienzo de gran armonía cromática y delicados dibujos botánicos.
Cómo ponerse un mantón
Uno de los mayores aciertos de esta colección de 12 mantones es que pareciera estar creada, desde su origen, para ponerse de diferentes maneras alejadas de convencionalismos, como demuestran estas imágenes. Lo mismo puedes lucirlo con vaqueros, con faldas largas o con lentejuelas, sobre los hombros, sujetos por la cintura o hacia un lado. Son sorprendentemente versátiles y "ponibles". Nos entusiasma que Altermanila haya desempolvado el mantón, esa prenda icónica y de una belleza inigualable, para darle una segunda oportunidad en la era moderna. ¡Larga vida al mantón de Manila!