Dormitorio rústico renovado
Ahora
En casa de unos amigos no podía evitar, visita tras visita, detenerme en el dormitorio. Las decoratrixes y los decoractivos estamos en funcionamiento día y noche, y no sé vosotros, pero a mí se me ocurren las travesuras "bricolajiles" mayores en casa de los amigos. Quizás porque me dejan hacerlas sin preguntar demasiado. El dormitorio era un espacio suave y aséptico pero a la vez, frío y algo oscuro. Los altos techos de pontones antiguos pasaban desapercibidos y todo el peso recaía en la parte baja.
Le daba vueltas a la idea de prolongar el cabecero con papel hasta conectarlo con el techo al que nadie miraba, y así poner en valor las dos cosas. Tanto el techo como el papel elegido serían el foco de atención al entrar en la habitación. En la siguiente visita decidí regalarles algo: un rollo de papel pintado. Después de las copas (¡qué peligro!) se empeñaron en empapelar. Primero analizamos el espacio y tras divagar, nos pusimos en marcha. Retiramos los muebles, limpiamos la pared, fabricamos la cola y comenzamos a cortar las tiras (respetando el case del dibujo y siguiendo las instrucciones del fabricante). A veces 6 son multitud, pero en este caso fue perfecto: uno aplicaba la cola, dos sostenían el papel subidos a la escalera, otro fijaba el papel, otro aseguraba su rectitud... ¿y el último? seguía poniendo copas.
A la mañana siguiente, el último toque: compramos la lámpara de techo y las pantallas de sobremesa. Y este fue el resultado.
Antes
Esta es la distribución del dormitorio, de casi 10 m2, que cuenta, además, con una zona de vestidor, de algo más de 4,5 m2. Los dos espacios se comunican a través de unas puertas correderas. Plano y fotografías: Decoratrix.