Cómo hacer una reforma con poco presupuesto
El mantenimiento habitual de una vivienda es siempre necesario: renovar instalaciones y cerramientos; actualizar mobiliario, sanitarios y electrodomésticos; levantar o eliminar tabiques; cambiar ventanas… Todo ello no solo hace que tu casa sea más bonita y funcional, sino que las actualizaciones en obra favorecen la eficiencia energética y la sostenibilidad a través de materiales nuevos más ecológicos y menos dañinos para la salud. A todo ello debes sumar que una casa actualizada tiene mayor valor en el mercado si la quieres vender.
En definitiva, realizar una obra en casa puede ser un auténtico quebradero de cabeza, aunque siempre con final feliz. Te damos 5 pasos básicos para que tu reforma sea exitosa y no se salga de tu presupuesto.
Acude a profesionales
Históricamente, en España no hemos sido muy propensos a acudir a interioristas que ejecuten una reforma. Preferimos dejarlo en manos de una cuadrilla con un maestro de obras al frente. Error. Está ampliamente demostrado que una reforma bajo el control de un interiorista o arquitecto siempre va a quedar mejor, te ahorrará muchos problemas durante y después de la obra y, en conjunto, te ahorrará tiempo y dinero. Es indispensable no improvisar para evitar las típicas “chapuzas”.
El profesional a cargo te ayudará en todo el proceso, con planos de instalaciones, iluminación y distribución, así como con ideas del estilo o de la gama de colores que te gustan. Además, gracias a su amplio conocimiento en materiales y productos, podrás elegir con su asesoramiento lo que mejor se adapte a tus gustos y bolsillos.
Finalmente, el profesional será el encargado de supervisar y organizar a los gremios que trabajen en la obra: albañiles, pintores, fontaneros, electricistas, etc. No tendrás que ser tú quien lidie con temas de los que lógicamente no tienes los conocimientos suficientes para saber si están bien o mal hechos. En definitiva, contratar a un interiorista o arquitecto para que conduzca tu reforma es el mejor dinero invertido.
Cierra el presupuesto al detalle
El profesional te debe entregar un presupuesto con todas las partidas que se realizarán, en orden cronológico: derribo y contenedores; instalación eléctrica y de fontanería; cerramientos y climatización; solado, pintura, materiales, mobiliario, sanitarios, etc. En ese documento debe aparecer desde el número de interruptores y su coste, hasta el alquiler de una plataforma elevadora, si fuera necesario subir materiales pesados o muebles voluminosos que no caben por la escalera.
Cuanto más cerrado quede el presupuesto, menos sorpresas (y disgustos) llevarás. Además, es necesario poner una fecha de finalización de la obra, así como una cláusula de penalización por demora a causa de negligencia y dejación de labores. Muchos equipos de obra hacen varias reformas a la vez, por lo cual tienes que comprometerlos a que la tuya sea prioritaria.
Aprovecha los elementos originales
Durante la obra, es probable que aparezcan elementos originales de la casa, como vigas vistas, paredes de ladrillo, etc. Puedes recuperarlas e integrarlas en el proyecto, para que el resultado sea más original. En cuanto a los materiales preexistentes, como suelos, alicatados, etc., en muchas ocasiones se tiende a eliminarlos para poner otros nuevos. Antes de hacerlo, tienes que analizar si estos materiales tienen algún valor o son sencillamente bonitos y vale la pena dejarlos y rescatarlos.
No todo lo viejo es feo y desechable. Los suelos de madera tienen muy fácil recuperación con un buen acuchillado y barnizado. Ahorrarás una partida importante si rescatas el suelo que ya tienes. Lo mismo con los alicatados. Incluso, si no están en perfecto estado, puedes pintarlos y quedarán como nuevos.
Dale otra una segunda oportunidad a tus muebles antiguos
Siguiendo esta misma política de recuperación, haz lo mismo con tus muebles. Restaurar y recuperar es lo más sostenible que puedes hacer. Además, rescatas ese mueble familiar y le das un punto original a la decoración. Está muy bien comprar mobiliario y accesorios nuevos, pero hay piezas valiosas y únicas que no tienes por qué tirarlas o regalarlas.
Esas sillas y butacas antiguas y un poco pasadas de moda que heredaste de tu abuela pueden ganar mucho con un buen lijado y tapizado nuevo. Los muebles de madera viejos, que no tengan mucho valor pero con un diseño bonito, vale la pena pintarlos en colores vivos para transformarlos en otro mueble distinto. Si tienes una boiserie o una pared de madera, muy años 60, déjala y renueva su aspecto con lija, barniz y pintura.
Recuperando muebles y objetos antiguos puedes ahorrar dinero y, además, no contribuyes a la cultura de la obsolescencia.
Prioriza la relación calidad/precio
Cuando termines tu reforma, te aseguramos que vas a ser toda una experta o experto en interiorismo. Aunque cuentes con asesoramiento profesional, muchas veces es tu propia búsqueda la que puede hacerte ahorrar una partida. No creas que elegir lo más caro es necesariamente lo más bueno. Vas a tener que tomar muchas decisiones importantes y seguro que dudarás en multitud de ocasiones. Es normal, porque te juegas mucho. Por eso te aconsejamos que, sobre todo, actúes con pragmatismo, que te informes y que bucees en Internet, que es un pozo sinfín de oportunidades, ofertas y objetos de segunda mano.
Aquí es cuando tienes que racionalizar y sopesar si lo barato sale caro, o si te compensa el desembolso. Tienes que tener una mentalidad estratégica y aprovechar cada movimiento. Por ejemplo, volviendo al caso anterior, si necesitas alquilar una plataforma elevadora para subir elementos grandes, aprovecha y haz toda la mudanza a la vez. Podrás agilizar este paso tan engorroso y, al cabo, ahorrarás dinero y tiempo.
Aunque sabemos que hacer una reforma es un proceso duro durante unos meses, verás que el resultado vale la pena. ¡Ánimo!
Fotos: Alona Gros vía Unplash