Una cocina con zona de comedor

La gama de los tonos crudos, igual que el blanco, son, sin duda, los colores preferidos a la hora de elegir el mobiliario de cocina. Se me ocurren muchas razones. No sólo son opciones seguras, nada arriesgadas, sino que además son luminosas y transmiten sensación de limpieza. Pero hay más, y quizás éstas sean las más atractivas: encajan con cualquier propuesta decorativa y combinan con el resto de los colores. Su "presunta" frialdad y esa aparente imagen sosa o aburrida son fáciles de combatir. Esta cocina así lo demuestra. Para la zona de comedor, ubicada en el centro de la estancia, se eligieron muebles en madera natural, que aportan ese necesario toque de calidez. La mesa y las sillas son de Habitat.

Pero aunque beis, crudos y blancos admitan cualquier tonalidad, no es necesario añadir pinceladas de color así porque sí, por dar color. En la pared, por ejemplo, bastaría con un frente de Silestone en la misma gama que la de los armarios.

Dale más protagonismo al suelo de la cocina con un pavimento especial, colorista, estampado, moteado o diseños que simulen el aspecto y la estética de las baldosas hidráulicas. Este material necesita un tratamiento que reduzca su porosidad y, una vez al año, conviene protegerlo con cera incolora. Por eso, para la cocina es mejor optar por un suelo cerámico que imite el acabado de estas piezas. El de la foto es de Álvaro Guadaño. Fotos: Decoratrix.