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Apilar módulos y más módulos hasta dar con
tu librería, aquella que se ajusta perfectamente tanto a la planta y dimensiones de la habitación como a tus necesidades. ¡Hay hueco para todo! Y lo mejor, el mueble va creciendo al mismo ritmo que tu colección de libros (y trastos). En esta idea se basan las
librerías modulares, pero ¿y si los módulos fueran cajas de madera con asas? Entonces, dado el caso y siempre que el estante en cuestión no ocupe un puesto estratégico en el diseño, los módulos servirían para transportar el contenido.
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Así es la librería
BrickBox, una creación de
Antxon Salvador, diseñador industrial, y
Roger Zanni, ilustrador y diseñador gráfico. Los módulos están realizados en madera contrachapada de abedul, de 12 mm, laminada en blanco y están disponibles en dos tamaños: 54 x 27 x 36 cm, el grande; 27 x 27 x 36 cm, el pequeño.
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Las cajas, o mejor dicho
los estantes, se colocan como si se tratara de una pared de ladrillos hasta dar con el diseño deseado: rectangular, en esquina, escalonado...
¡Sin necesidad de tornillos! Los módulos se enganchan unos con otros a través de unos tacos de nailon que, lo creas o no, garantizan una estructura estable y segura.
Fotos: Iñigo Bujedo Aguirre.
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¿Y una alacena modular?
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Y en la misma línea, la firma italiana
Seletti nos propone una original
alacena (sin puertas, eso sí) formada por
cajas de madera natural, sin tratar, de diferentes formas y tamaños. Éstas no llevan asas para transportarlas, pero sí cuentan con baldas para optimizar su interior y
multiplicar las zonas de almacén. Para unir los módulos se han utilizado gatos
de hierro, que agarran fuertemente la madera y evitan que la pila de cajas peligre. Fotos: Decoratrix.