Salón decorado en blanco
¿Quién no se atreve con el blanco? Este color es una apuesta segura. Todo son ventajas: es luminoso, limpio, ayuda a crear sensación de amplitud, combina con cualquier estilo y con todos los colores y, además, es un excelente marco para muebles, telas y complementos. No existe otro como él, capaz de conseguir una decoración sencilla, cálida y elegante. Puedes optar por un ambiente completamente en blanco, alternar diferentes tonalidades blancas en materiales y texturas o aprovechar su neutralidad para realzarlo con toques de colores intensos en textiles y complementos. Sofá de piel y mesa, de La Oca. Alfombra y butaca, de Camino a Casa.
Un fondo blanco también nos ayudará a realzar la decoración, a destacar muebles de bella factura. Y si, a pesar de optar por paredes blancas, buscas un poco de dinamismo y vivacidad, nada más fácil que colocar algún mueble de líneas sencillas en un acabado oscuro, que contraste, como la madera de wengué. Orden es otra de las sensaciones que transmite el blanco, y en este salón mantenerlo a raya era vital para tener sensación de desahogo. De ahí que, no sólo predominen las instalaciones ocultas, tanto de sonido como de climatización, sino que incluso la librería, de Ikea, lleva puertas para ocultar libros y equipos de imagen y sonido.
Las paredes de ladrillo visto, combinadas con una decoración actual, pueden crear ambientes efectistas, con un sugerente aire bohemio. Existen firmas, como Industrias Jiman, que cuentan con paneles decorativos formados por una capa de polvo de mármol y poliuretano, que reproducen la textura tanto de ladrillos como de piedras y vigas.
Y en esa misma línea de potenciar la sensación de amplitud y ganar metros visuales, nada mejor que prescindir de puertas. La zona de estar de este salón comunica con el comedor sin ninguna puerta que los separe. Desde aquí también se accede al aseo. Fotografías: Decoratrix.