Un apartamento rural en Piedrahíta de Ávila
Este moderno y funcional apartamento rural se llama, curiosamente, Casa de mi Abuela. Pero tiene su justificación. Ubicado en el centro de Piedrahíta de Ávila, en plena Plaza Mayor, se asienta sobre la antigua casa de labranza de la abuela de Manuel Mañoso. Ya hace meses Manuel, seguidor fiel de Decoratrix, se puso en contacto con nosotros, primero para hacernos alguna consulta y, después, para enseñarnos orgulloso su proyecto acabado, que llevó a cabo junto a su esposa Vega. Así que, una mañana espléndida de septiembre, nos fuimos a conocer la hermosa villa de Piedrahíta, en la zona del Valle del Corneja, y cuna de la Casa de Alba, para más renombre del lugar.
El espacioso apartamento, de 70 m², cuenta con un espacio diáfano que comparten el dormitorio y el salón, en el que se crearon varios ambientes. Tiene capacidad para dos personas, pero hay espacio para colocar una cama supletoria. La cocina y el cuarto de baño se abren al espacio principal por medio de unas puertas correderas, sujetas a un sistema de sujeción superior, sin riel en el suelo. De esta forma, el pavimento laminado con acabado de roble unifica todos los ambientes sin antiestéticas interrupciones. La foto que hay en la pared fue tomada por Manuel en los jardines del antiguo Palacio de los Duques de Alba.
La estantería del sistema Stolmen de Ikea sirvió para independizar la zona de descanso del estar, pero sin obstaculizar el paso de la luz ni la amplitud visual que, desde la entrada, se tiene de todo el espacio.
La zona de estar se decoró con muebles de distintas procedencias y épocas: el sofá gris antracita, de Ikea, se colocó frente a una pared de piedra, sobre la que destaca un banco de madera hecho con una de las vigas de la antigua casa de la abuela. Manuel recuperó y restauró muchas piezas del mobiliario de la abuela para volverlas a colocar en el espacio al que pertenecieron. Al fondo, junto a los balcones que dan a la plaza, se colocó una mesa a modo de barra alta, como zona de trabajo, y a la derecha, una zona de lectura.
La cocina cuenta con todo lo necesario para establecerse cómodamente durante varios días (o una temporada larga) en el apartamento. Los muebles son de laminado de alto brillo con aspecto de madera de cebrano, combinados con una encimera de granito negro y electrodomésticos de acero inoxidable.
Una mesa de comedor cuadrada, junto al balcón que da a la plaza, es el marco perfecto para desayunar por las mañanas al sol. Las sillas, con respaldo de cuero repujado, típicas de la zona, pertenecían también a la casa de la abuela, pero fueron restauradas y pintadas para adecuarse a la nueva estética de su hogar.
Vista de la entrada al apartamento, al que se accede por un amplio pasillo donde se encuentran dos armarios empotrados de gran capacidad. La pared del cabecero se empapeló con un vinílico texturado, y la lateral se pintó en un suave tono melocotón. Si os detenéis unos instantes en la foto, veréis cómo la banqueta descalzadora se abre para colocar el pie y poder atarse el zapato cómodamente. ¡Ahhh... esos maravillosos diseños de la época de la abuela!
Dos imágenes de la cama, de 150 cm, enmarcada por un elegante cabecero de madera hecho a medida del espacio, que incluye las mesitas voladas, los apliques laterales y los interruptores. La cama se vistió con un edredón guateado en tono ocre, y un juego de sábanas a cuadros café con leche, todo ello elegido en sintonía con la gama cromática neutra que impera en el apartamento.
Dos imágenes del amplio cuarto de baño, en el que se instaló un jacuzzi para dos personas, con tres tipos de chorros de hidromasaje. La ducha y el sanitario se encuentran tras una puerta de cristal al ácido, para preservar la total intimidad, ya que este espacio se puede abrir completamente al salón. Las paredes se revistieron de mármol travertino crema y el suelo, de mármol imperio negro. Una eficaz iluminación favorece a crear un ambiente destinado al relax y el descanso.
Todos los muebles restaurados tienen un encanto muy especial, como la cómoda, alta y estrecha, que se encajó en un hueco de la pared, y que queda al descubierto cuando se cierran las puertas del baño.
Sobre estas líneas, una cómoda-tocador, a la que se le separó el espejo, ahora da la bienvenida al huésped desde la puerta de entrada. La abuela de Manuel estaría muy contenta de ver su tocador de vuelta a casa. Para los que hayáis quedado tan prendados como nosotros de la moderna y confortable Casa de mi Abuela, podéis escribir a info@rural2.com o llamar al teléfono: 626 090 918. Manuel es un excelente anfitrión y os aseguramos que pasaréis unos días increíbles en un lugar muy especial. ¡Decoratrix estuvo ahí!