Cómo distribuir un salón con la cocina integrada
Dos sofás en torno a una mesa de centro, mesas auxiliares... Para sacar el mayor partido posible al salón es fundamental planificar la distribución, en especial la de los sofás –el mueble principal del salón– y para ello es importante tener en cuenta la forma y tamaño del espacio que vamos a dedicar a zona de estar: enfrentados, en "U", con un sofá rinconero, un sofá acompañado de uno o dos sillones... La distribución en forma de "L" se adapata a todo tipo de salones. La clave está en elegirlos en función de las dimensiones de la estancia para que el espacio no quede recargado y, además, quede espacio libre para colocar una mesa de centro y un auxiliar. Pero ¿qué pasa cuándo salón, comedor y cocina comparten el mismo espacio?
Uno de los sofás se colocó debajo de la ventana y el otro, en ángulo, sirve para delimitar la zona de estar propiamente dicha del resto del espacio, donde se ubicaron la cocina y un comedor con capacidad para ocho personas.
Para camuflar la trasera del sofá, que en la mayoría de los casos no resulta estéticamente muy atractiva, se colocó un aparador acorde con el resto de la decoración y cuyas dimensiones no sobrepasan a las del sofá. Los revestimientos también son un recurso ideal para delimitar visualmente un ambiente. En este caso, la pared de la librería del salón se pintó de un color diferente al de las demás, un verde oscuro, casi negro, que además realza el mobiliario y la carpintería, en blanco.
En la cocina, los muebles y electrodomésticos se agruparon en una sola pared. Para evitar que el ambiente quedara recargado, se prescindió de armarios altos; en su lugar, unos estantes, visualmente más ligeros, se aprovechan para dejar las piezas de la vajilla que se usan más a menudo.
¡Por problemas de espacio que no sea! Entre la zona de estar y la cocina se ubicó un comedor, con una gran mesa acompañada de ocho sillas. El puntito de estilo, esa idea decorativa que consigue enriquecer la decoración, se logró al combinar sillas de tres estilos diferentes: una Thonet, dos clásicas en madera oscura y cinco modelos más actuales, de madera pintada en color blanco, igual que la mesa.
Un collage de fotos y postales, una vitrina que deje a la vista las piezas más especiales de la vajiila, vasos o tarros de cristal a modo de cuberteros, una cubertería heredada... Son los pequeños detalles los que harán de tu casa un lugar único, con personalidad y estilo. Vía: Elle Interiör.