Casa de piedra con estética moderna
Enclavada en un privilegiado entorno de la provincia de Cáceres, en el pueblo de Guijo de Santa Bárbara, se levanta esta sorprendente casa de piedra, de 322 m², una construcción de espíritu moderno proyectada por el equipo de Ábaton Arquitectura. El objetivo era transformar un establo abandonado en una vivienda familiar mediante la rehabilitación integral, coherente y respetuosa con el entorno.
Tras analizar las tipologías del entorno, la orientación sur, con sol durante todo el año, la posición de la edificación, al abrigo de la sierra de Gredos, se reconoce en esta arquitectura rural una pieza mucho más inteligente de lo que a simple vista pueda parecer. Es por esto, y por la bella naturaleza en la que se ubica, que la intervención repite la volumetría y los materiales existentes. Así, se conservó la piedra original de la fachada, aunque teniendo en cuenta el deterioro en el que se encontraba la vivienda, fue necesario añadir cemento.
Las cubiertas a dos aguas conservan la misma pendiente que tenían originalmente.
Los 322 metros cuadrados de la vivienda se organizaron a partir de un gran espacio central, donde se ubicaron el salón y la cocina, alrededor del cual se situaron las distintas habitaciones. Para aligerar el interior, los muros de carga se sustituyeron por pilares metálicos más ligeros. Los muebles son de Batavia.
El salón se abre completamente para potenciar las vistas al valle y la sensación de vivir en el exterior. Aunque de manera natural la vivienda es térmicamente estable, los problemas derivados de la falta de suministros de electricidad y agua corriente se solucionaron mediante los sistemas de sostenibilidad que Ábaton aplica a todos sus proyectos. Se diseñó un sistema de paneles solares con acumuladores que permite el suministro de energía en verano, y se instalaron turbinas que aprovechan el cauce de dos arroyos que pasan por la finca y que nutren de corriente eléctrica a los acumuladores en invierno
Durante el invierno, la casa requiere muy poca calefacción porque las enormes superficies acristaladas dejan pasar la luz del sol. Además, las contraventanas de madera aguantan el calor durante la noche y lo vuelven a aportan por el día, cuando se abren. Por la noche, las contraventanas se cierran y actúan como una segunda piel que resguarda el calor de los vientos, del frío de la noche, de una nevada, de la lluvia... entonces, la temperatura se mantiene estable, con lo cual la vivienda necesita muy poco aporte energético.
El amor por la estética japonesa llevó a incorporar la naturaleza en casi todas las habitaciones de la casa: cuartos de baño con vistas al patio interior y su fuente de piedra, habitaciones con grandes ventanales desde cuales se aprecian los castaños circundantes o los prados del ganado. Arriba, el baño de los niños, con dos lavabos a distintas alturas.
Una de las terrazas de cultivo se conviertió en alberca, piscina natural por la que corre el agua de manera constante y que sirve de riego para los pastos. Como se aprecia en las imágenes, ningún interior se priva de las vistas del bello lugar en el que se ubica esta estupenda casa. Fotografías: cortesía de Ábaton Arquitectos.