Vinilos para pensar
Hay cosas que se pasan de moda igual que en la decoración, como es la forma y las nuevas pautas para educar a nuestros hijos. A mí, mi madre me castigaba sin bajar a la calle o sin ese delicioso bocadillo de pan con chocolate. Las madres de ahora somos más sofisticadas, por pura presión social, y convertimos el castigo en una mera privación de tecnología: sin ver la tele, sin jugar a la Wii y, por supuesto, ni oler mi ordenador. Cuando mis hijos eran más pequeños les llevaba al rincón de pensar, que era cualquier rincón de la casa donde tenerles un ratito apartados y supuestamente reflexionaban sobre lo que habían hecho. Esta idea me ha parecido genial, aunque yo cambiaría el cactus por una silla de su tamaño.
¿Y no creéis que a algún adulto le vendría muy bien este rinconcito? Cada uno que piense lo que quiera... Lo hemos visto en la web de Chispum. Los dos modelos al mismo precio, 20 €.