Una cena al fresco
Hoy os voy a mostrar como decoramos la mesa para cenar en familia en el jardín de la casa de mis padres. Incluso estoy yo ahí retratada, espero que el cotilleo de verme la cara (algo borrosa, por cierto) supla la calidad de las fotos. Me quedé sin tiempo prácticamente para hacer más fotos y aunque mis primos han prometido enviarme más (todo el mundo hizo fotos de la mesa con sus móviles) no quiero esperar mucho, quizás esta mesa os inspire a algunos decoratrixes, que el verano se está acabando...
Como éramos muchos, alquilé la mesa, los manteles y las sillas. Las sillas tenían fundas pero pensé que eran mucho más bonitas tal como eran, sillas de tijera pintandas de blanco. Tenía claro que quería una mesa larga y enorme, como las italianas, se habla más y mejor que las mesas redondas para 10 donde, salvo los comensales que tienes a tu izquierda y derecha, hay que gritar para que te oigan los de enfrente. También quería una mesa toda blanca para que contrastara bien con todos los verdes del jardín.
El menaje y la vajilla de porcelana blanca también la alquilé, aunque me encanta mezclar platos y vasos sin complejos esta vez mi madre quería una mesa más formal y seguí sus deseos. Pero la informalidad está en el centro de la mesa. Una idea muy low-cost y muy resultona. Reune todos los floreros, botes y botellas de cristal que tengas por casa y colócalos en hilera mezclando altos con bajos creando pequeños bodegones de 3 ó 4 piezas en pequeños grupos.
Entremezclados, candeleros también de cristal y otros improvisados a base de vasos bajos con velitas de te en su interior. Y ahora un toque divertido y color, mucho color. Rescaté una vieja caja de acuarelas en tubo y mi sobrino Ignacio y yo fuimos tiñendo el agua de cada bote. Jugamos con la paleta de color de las flores que habíamos comprado por la mañana en el mercado: rosas, fucsias, malvas y morados, turquesas y azules ultramar.
Las servilletas eran de hilo blanco y éstas no las alquilé, eran de mi madre. Las colocamos dobladas y sobre ellas una piedra plana de la playa, un toque refinado y uno rústico pero muy práctico ya que los vientos son muy volubles y traicioneros en Cádiz.
En estas 4 fotos creo que está resumido todo el proceso, como un pequeño tutorial.
Materiales: En esta mesa nos sentamos 26 personas. Compramos 5 ramos de flores sencillas en el mercado local y en varios tonos. Recopilamos aproximadamente 20-30 piezas de cristal, entre floreros de diámetro reducido y diferentes formas, botes de cristal reutilizados de diferentes tamaños y alturas; 6 candeleros de cristal, 8 vasos de cristal bajos, 14 velas de te, una caja de acuarelas en tubo. 26 piedras planas recogidas en la playa para las servilletas.
Paso 1: cortamos y limpiamos las flores dejando los tallos en un largo parecido. Es importante quitar el exceso de hojas verdes para que luzcan limpias en el florero después. Es mucho más bonito ver a través del cristal los tallos que una maraña de hojas.
Paso 2: colocamos los floreros en hilera y en pequeños grupos y decidimos la composición final de los mismos. Antes nos habíamos buscado un carrito auxiliar con ruedas para llevar organizado todos los materiales y trabajar sobre él, el mantel debe permanecer impoluto, no podemos arriesgarnos a que le caiga una mancha.
Paso 3: Llevamos al carrito el primer grupo de floreros y/o tarros y teñimos el agua con un pellizco de acuarela líquida. Hay que remover bien hasta que el pigmento ligue bien con el agua. Para remover ecológicamente usamos los tallos largos que nos sobraron al cortar las flores. Para las botellas de boca estrecha, es mejor hacer la mezcla en un recipiente aparte y luego rellenarlas con un embudo.
Paso 4: volvemos a colocar los floreros y vamos colocando las flores combinando colores y tamaños. No hace falta que coloquéis demasiadas flores en cada recipiente, el efecto general será de mucha flor así que es mejor que no seáis muy generosos al principio, luego siempre se puede retocar cuando todos los floreros estén compuestos y tengamos una visión general.
Lo bueno se acaba pronto y ya bien entrada la madrugada tocó recoger. A esas horas ya no tenía a mi sobrino de ayudante así que me quité los zapatos y me limité a colocar todos los floreros en la mesa del buffet y a cotillear con mis hermanas todas las incidencias de la cena. Fue toda una sorpresa ver lo bien que quedaban todos juntos, una nueva idea para otra cena...; por cierto, señalizamos las mesas de buffet y la del bar con pizarritas de colores cuartocolor, para que todo quede en casa. Espero que os inspiren mucho todas estas ideas.
