Nuevo Bar Tomate en México DF
El Bar Tomate madrileño tiene ya un hermano mexicano. Sigue la atmósfera fresca y agradable de su predecesor y también lleva la firma de Sandra Tarruella y el Grupo Tragaluz.
El estado original del local, en el céntrico barrio comercial de Polanco, escondía toda la estructura y la altura real del espacio. La intención principal de este proyecto fue descubrir todas las posibilidades de la arquitectura. Para ello, se retiraron falsos techos, revestimientos y mobiliario y se dejó el local en su esqueleto. El resultado fue una nave diáfana en forma de L, de unos 500 m2 , con muros de ladrillo, una altura de cinco metros y unas vigas de hierro espectaculares y de gran interés estético. A partir de aquí, el equipo de interioristas decidió mantener y potenciar todo los elementos que encontraron.
La distribución se llevó a cabo en dos niveles de altura que ayudan a organizar el espacio sin crear divisiones. Por su parte, la zona situada junto a la luz natural se elevó con un peldaño; así gana protagonismo y se logran diferenciar dos espacios de una manera visual. Este peldaño sirve a su vez como banco/asiento en todo su perímetro.
El otro punto importante a la hora de pensar la distribución fue la estantería de hierro central. Es uno de los grandes protagonistas del espacio, el núcleo central, a partir del cual se genera gran parte de la circulación del restaurante. Representa además, a nivel funcional, el almacén a la vista de los productos, una gran bodega de vinos y parte importante de la preparación de los platos fríos, ensaladas y pizzas.
Otro aspecto importante en la distribución es la barra central. Situada en medio del local y separada de la terraza, aunque unida a su vez mediante una obertura para pase de camareros, conforma el eje neurálgico del restaurante, alrededor del cual se puede comer sentado, tomar una copa o simplemente esperar para ser atendido. Esta combinación de funciones alrededor de la barra, aporta dinamismo y movimiento que queda también refejado en el uso y la combinación de diferentes materiales con que se ha diseñado. La iluminación artificial, a base de focos técnicos y puntuales para todas las mesas, refuerza la imagen acogedora del local y reaviva visualmente los puntos más interesantes del proyecto; como la estantería , la barra central o la barra de pizzas, donde, además se han colocado lámparas de pantalla que potencian aún más esta idea.
Un tercer tema imprescindible en el proyecto es el tratamiento de la luz natural y la estructura constructiva original. Las ventanas existentes estaban enmarcadas con revestimiento de cartón-yeso, lo que hacía ver la entrada de luz como un cuadro limitado. Aunque las aberturas no se pudieron hacer más altas, pues era imposible incidir en fachada exterior, se construyeron unos marcos de hierro interiores que ayudan a igualar los dinteles y a crear visualmente unos ventanales mucho más altos. Para tamizar la luz natural, se instalaron unas cortinas de madera tipo venecianas, que resultan un juego de sombras muy interesante en el interior.
La vegetación en el espacio de la terraza es muy importante, ya que da la sensación de encontrarte realmente fuera. El cerramiento de esta terraza respecto al local se solucionó con grandes puertas pivotantes de cristal transparente, que pueden quedar abiertas o cerradas según la época del año.
Los diferentes materiales y texturas utilizados en el proyecto compensan, por su mezcla y riqueza estética, la transparencia y nitidez de la extensión de la nave. De esta manera se crea un espacio despejado y amplio, pero acogedor y cordial para el cliente. El equilibrio entre los materiales protagonistas (madera de roble natural, hierro en bruto, mármol blanco y piedra volcánica gris) dialoga con aportaciones puntuales más coloristas como las empleadas en la tapicería, las alfombras y en los fondos de la estantería principal.
El pavimento de madera natural sirve como base de materiales como el hierro natural o lacado de la estantería y barras y de las diferentes maderas utilizadas para construir el mobiliario. A la entrada, dos grandes paneles de laca brillante dan el acceso a los baños de clientes, en claro contrastan con los muros de ladrillo existente. Esta textura de ladrillo pintado de color piedra se repite en toda la pared de fachada, aportando un juego de texturas naturales que contrasta con las líneas rectas de los marcos de hierro de las aberturas.
La carta recoge platos de varios restaurantes del Grupo Tragaluz en España y se destaca por una oferta gastronómica mediterránea, sana, actual y equilibrada, también el personal local imprime el sello de la hospitalidad de la que hacen gala los mexicanos. Y todo ello en un marco en el que la decoración juega también un importante papel y que hace posible una experiencia única en México DF.