Viña Real Experience, el placer de los sentidos
Desde lo alto del cerro ves en el valle las labores de la vendimia, y en la distancia, la antigua presa hilando el agua del Ebro. Una pareja de milanos acecha sus presas, pacientes y tenaces. Si tienes ocasión, podrás ver el sol marcharse por detrás de la sierra de la Demanda. En este promontorio, junto a los viñedos, María Urrutia, de las bodegas Viña Real, en Laguardia (La Rioja alavesa), hizo construir un refugio donde poder acudir a disfrutar del vino de la bodega en sencilla integración con la naturaleza a través de los sentidos.
El refugio, un belvedere de hierro, madera y luz, lo idearon Irene Benjumea e Inés Primo de Rivera para dar cobijo sin hurtar el contacto inmediato del viento, los olores y las sensaciones que de los viñedos llegan hasta allí. Una estructura que no separa del entorno, pues se abre a él por los cuatro costados. Esa integración se realza aún más al utilizar las geométricas hileras de las viñas como eje de la perspectiva, que dirige la mirada, así como la referencia a las espalderas que soportan las viñas en el esqueleto de hierro del cenador.
Una estructura que busca también en sus elementos la fusión con el entorno natural: el hierro soporta, sólido y mineral, un envoltorio dulce, de pino (finlandés, termotratado), vegetal, alusivo a los sarmientos, los racimos. Tres cajas entrelazadas, integradas y a la vez divididas, con sencillos muebles desplazables, también de la misma madera, permitirán diferentes modos de convivencia entre los grupos de invitados que puedan encontrarse en el lugar.
Viña Real Experience es la oportunidad de disfrutar del vino no ya en la bodega, si no en el viñedo mismo, y comprobar que en ese disfrute participan netamente los cinco sentidos, como proponen los expertos que se reúnen en esta presentación. Eva de Benito, enóloga de Viña Real, nos cuenta que los olores están presentes no solo en el momento de la degustación, sino en todos los pasos del proceso, desde la cepa hasta el embotellado. Desde el humus de la tierra, la lluvia, el frío y el sol, y los reminiscentes aromas del monte y el frescor balsámico del eucalipto.
Epifanio Holgado, representante de la ONCE de La Rioja, se refiere más a lo que de evocador puede tener el tacto rugoso de los sarmientos y de las hojas de la vid, ásperas, junto al tacto muelle y húmedo de los racimos. Aquí, Epifanio, invidente, sabe que se encuentra en una atalaya, un entorno panorámico, por la sensación del viento, que lo percibe regateando por las cepas.
La luz es, para Irene Benjumea, arquitecta, el vehículo que transportó ese espacio ideal a la realidad: el sol que conforma la estructura y sus líneas. Estando aquí, se percibe la misma luz que mes a mes va dando cuerpo, en estas viñas, al vino de la bodega. Ignacio Echapresto, cocinero y propietario del restaurante Finca Moncalvillo, más que contar, mostró con sus platos cómo se asocian los sabores de los vinos con los productos de su cocina, desde el jamón ibérico, las tostas de anchoas, o la escarola con queso de cabra, platos de esmerada preparación, “con el gusto por las cosas bien hechas”.
Finalmente, aunque el oído es el sentido que menos tiene que ver con el vino, nos comenta Carlos Seco, director del Conservatorio de Música de Vitoria, que con este sentido disfrutamos de la apertura del corcho, el entrechocar de las botellas y las copas, pero sobre todo de los sonidos del silencio. Aparente. En los viñedos, el silencio es algarabía de animales y herramientas, de voces labriegas… También en las palabras del vino y su cosecha está la sonoridad de la garnacha, el verdejo o el tempranillo, el cuévano, la garrafa… Como la música de un violín, que espera a que las manos amorosas y expertas le hagan brotar la melodía, así el vino embotellado espera el momento de ser descorchado y escanciado.
Las nuevas bodegas de Viña Real se inauguraron en 2004, con la idea de acercar la bodega a los viñedos. Obra del arquitecto francés Philippe Mazieres, se aprovechó la estructura circular de la gran nave para presentar al exterior una gran cuba (una parte aflorada) revestida de madera de cedro rojo de Canadá.
Aunque la bodega dispone de dos amplios restaurantes, se pensó en Viña Real Experience como un espacio versátil para diferentes tipos de ocasiones, en el que los visitantes pudieran disfrutar también de la cercanía de los viñedos y de las condiciones climáticas y panorámicas del entorno. Se pueden organizar desde picnic, reuniones, comidas de empresa, etc., ya que el espacio tiene capacidad para 30-40 personas. Si quieres más información, puedes informarte en: visitas@cvne.com o en el teléfono +34 941 304 809. Fotos: Decoratrix.