Aunque hay que reconocer que la librería Oblique no tiene mucha capacidad de almacenaje, su superficie casi plana da juego para crear un elemento decorativo muy poco común: un expositor.
Como expositor de piezas especiales de vajillas, platos antiguos o fuentes de valor, la Oblique puede dar solución a muchos quebraderos de cabeza. Por fin podremos pasar de una pared llena de platos a un sistema de exposición más flexible. Además, cuenta con dos alturas: 210 y 286 cm, por 105 cm de ancho y 8,5 cm de fondo.
Está realizada en MDF y madera de roble, en distintos acabados (madera de wengué, laca roja, blanca, etc.). Se apoya directamente en la pared y, como expositor de libros y revistas, no tiene rival. Es un diseño de Marcel Wanders para Moooi.