Una casa de familia práctica y llena de encanto
La pintora y diseñadora gráfica Ana Cañas logró convertir esta vivienda situada en un bajo en una casa de familia práctica y llena de encanto. Parte del secreto está en haber comunicado todos los espacios comunes, dejando abiertos los arcos que separaban unas habitaciones de otras y permitiendo que la luz entre hasta el último rincón. El salón, el comedor y la cocina se organizan en torno a un espacio diáfano que amplía los metros disponibles para el uso diario de una familia de 5 miembros. Con un criterio muy acertado unificó materiales y colorido –blanco, madera y ladrillo– para potenciar visualmente el espacio.
La zona de estar se instaló en la zona más cercana a la luz, un pequeño patio interior. Está decorada con unos sofás de Ático enfrentados y librerías de madera laqueada que flanquean el arco de la ventana. En toda la casa reina el color –bellos cuadros y parte de la obra gráfica de Ana– combinado con un mobiliario de líneas rectas y limpias, casi todo en color blanco y diseñado a medida por la dueña de la casa. El cableado eléctrico va visto, dando un poco aspecto de loft industrial, pero está bien integrado y no molesta.
Los diferentes espacios que configuran esta casa de familia están a la vez unidos y separados por puertas correderas blancas que comunican o independizan, según las necesidades de la familia en cada momento. El comedor se convierte en el corazón de la casa: una gran mesa para hacer tareas, conversar, comer y compartir. En torno a la gran mesa blanca y un banco corrido diseñados por Ana, se colocaron las sillas Urban de Ikea. Tras la puerta se abre la cocina, pequeña pero muy bien organizada. Decorada también con predominio de blanco pero con acentos de rojo y algunos de los cuadros de la dueña, transmite una gran vitalidad. Los muebles son de Fagor y el revestimiento tipo gresite procede de Valcárcel.
Uno de los aspectos que dan personalidad a esta casa de familia son los muros de ladrillo, que se descubrieron dejándolos vistos en algunas zonas y combinándolos con paramentos blancos (bien de obra o las mismas puertas correderas que se convierten en pared al estar cerradas). En este caso, la puerta aisla de la zona del recibidor y cierra el ambiente. El aparador de madera laqueada, para guardar toda la vajilla, recorre toda la pared frente al comedor. También es un diseño de la dueña, con poco fondo para adaptarse al espacio pero con gran capacidad de almacenaje. El pavimento de toda la casa es una tarima de madera de Ipe instalada por la firma Maderorca y bajo la que se instaló un sistema de calefacción radiante.
En el dormitorio principal se creó un zócalo de madera también laqueado en blanco con un ligero fondo que hace las veces de cabecero y resulta el mejor lugar para disfrutar de los cuadros de Ana. La ropa de cama es de Bassols y Textura y los floreros y velas, de Sia.
El pequeño patio lo dejamos para el final, nos parece un rincón mágico, perfecto para olvidarse del ajetreo de la gran ciudad. Pintado de un acertado azul turquesa envuelve la casa de una atmósfera suave y relajante. La misma tarima del resto de la casa continúa en el exterior, pero se colocó a unos centímetros sobre el suelo para que el agua de la lluvia pueda circular libremente hacia el sumidero.
En la foto, la artista con algunas de sus obras pictóricas. Además de pintura, Ana hace ilustración para periódicos y revistas, retratos digitales y personalizados, diseño publicitario y web. Si quieres saber algo más sobre su trabajo, pincha aquí. Fotos: Decoratrix.