Una cabaña de estilo surfero en Brasil
¿Cómo convertir una choza abandonada en una cabaña colorista, divertida y moderna? El diseñador de interiores Fabio Galeazzo tiene la respuesta. Él mismo se encargó de transformar una casa vieja y destartalada, ubicada en Sao Paulo, Brasil, en un rejuvenecido y colorista alojamiento, en el cual tecnología y diseño se unen para formar una vivienda juvenil con un exótico y explosivo aire surfero.
A la entrada, una colección de tablas de surf nos da la bienvenida. No olvidemos que Morro de Sao Paulo es una de las mejores playas de Brasil para practicar este deporte. En las obras de rehabilitación se fijaron enormes troncos de bambú, incrustados en bloques de cemento, para sustentar la estructura de la cabaña. El bambú tiene múltiples usos en la construcción, desde vigas y paredes exteriores, hasta tabiques interiores, cañerías y tejas. Todo puede construirse con bambú. Además, por su flexibilidad es un excelente material antisísmico y un buen aislante térmico y acústico. Dos toldos de tela naútica crean una zona de sombra en la puerta de entrada, aprovechada para aparcar el coche.
En el interior se logró crear un espacio con la sencillez de las cabañas tradicionales y algunas de las comodidades de la vida moderna. El suelo se cubrió con lamas de madera con certificación FSC (sello que garantiza que la madera usada proviene de bosques que han sido bien manejados de acuerdo con estrictos estándares sociales, ambientales y económicos) y las paredes se decoraron con formas geométricas multicolores, en una paleta de colores brillantes inspirada en la obra de la pintora modernista Tarsila do Amaral.
Uno de los elementos más interesantes de la cabaña es un prototipo de cocina giratoria que permite al chef de turno cocinar y atender a los invitados, tanto en la mesa del comedor como en el patio al aire libre. La mesa de comedor es un diseño de los hermanos Campana, Fernando y Humberto, y las sillas verdes, el modelo Navy 111, de Emeco.
Maravilloso y sorprendente es el rincón de lectura, presidido por la hamaca colgante Nestrest, de la firma Dedon. No me puedo imaginar un lugar mejor para el descanso y el relax. Inspirado en un gran nido de fibras resistentes, esta pieza arquitectónica es como un santuario secreto, un retiro envolvente que te acuna con un suave balanceo y te brinda el sosiego de un agradable abrazo. La enorme ventana circular sirve de nexo de unión entre el interior y el exterior de la casa, y alberga una amplia biblioteca. Esta solución arquitectónica y decorativa es una forma de estar en contacto con la Naturaleza mientras se disfruta de una buena lectura. El ambiente se completa con el divertido sillón Chifruda, del diseñador Sergio Rodrigues.
El baño, con zonas de lavabo y de ducha independientes y con acceso directo al jardín, se revistió por completo en granito oscuro, una piedra natural que posee una dureza notable, lo que la hace ideal para diferentes espacios, ya sea interiores o exteriores. El lavabo es una versión moderna y vanguardista del tradicional modelo de pedestal. Son muchos los rincones de la casa en los cuales tradición y modernidad se mezclan continua y acertademente.
Para l@s urbanitas como yo, las posibilidades de vivir en una cabaña como ésta son escasas o nulas; quizás, por eso después de admirar esta exótica y divertida casita me entran unas ganas locas de que llegue el buen tiempo y huir por unos días hacía lugares más amigables, por ejemplo, a las playas de Tarifa, donde seguramente no encontraré ningún proyecto de Fabio Galeazzo, pero sí surferos de primer nivel. ¡Aaay! Fotografías: Evelyn Müller, Marco Antonio y cortesía de Fabio Galeazzo.