Un piso de 54 metros cuadrados con terraza
Con solo 54 m², este piso transmite una inyección de optimismo. Pinceladas en tonos grises y verdes ponen el broche a una minuciosa reforma que logró equilibrar paredes asimétricas y complejos espacios irregulares.
Para ganar mayor sensación de espacio, salón y cocina se unieron. Además, se evitó el exceso de diferentes materiales; paredes blancas y un suelo uniforme aportan sensación de continuidad.
La decoración juega siempre con la misma gama cromática: ambientes en blanco y negro animados con toques de color verde en el salón y la cocina, y naranja, en el dormitorio.
Vigas ligeras
La viguería vista contrasta con el blanco del techo y aporta calidez a la vivienda. Existen materiales que permiten colocar una viguería allí donde nunca la hubo; por ejemplo, las falsas vigas de poliéster y fibra de vidrio son ligeras, fáciles de instalar e imitan con bastante realismo a las de madera.
La cocina
Abierta al salón, se distribuyó en forma de L para dejar un espacio libre, en el centro, donde ubicar un comedor de diario. La zona donde la inclinación del techo es mayor se reservó para instalar el fregadero.
Despacho mini
Nunca se debe subestimar ningún rincón, pero cuando los metros escasean menos aún. En este caso, un retranqueo de la pared del salón se aprovechó para ubicar una cómoda zona de trabajo con muebles a medida.
Terraza con vistas
¡Con su terracita, eso sí! Una mesa abatible y dos banquitos fueron suficientes para montar en este envidiable espacio, con vistas a la ciudad de Estocolmo, una pequeña salita de descanso o desayuno. ¡Cuánto nos gustan las terrazas urbanas!
El dormitorio
La inclinación del techo condicionó la distribución del dormitorio. Para obtener más espacio de almacén, se realizó una composición modular, a medida, detrás de la cama, a modo de cabecero. Este "armario-cabecero" integra también las mesillas y permite apoyar libros y revistas.
El cuarto de baño
Revestido con gresite negro y azulejos blancos, la distribución se resolvió en línea (la planta y las reducidas dimensiones no daban para mucho más). La ducha, nivelada con el suelo, se ubicó en la zona más luminosa, con una hoja de cristal que permite el paso de la luz desde la ventana.