Un chiringuito con mucho estilo
¿Puede un chiringuito de playa renovarse y adquirir glamour sin perder su esencia chiringuitesca? Pues sí, y lo ha demostrado con creces el interiorista Jaime Beriestain en su último proyecto, que os enseñamos hoy: este local de la playa Nova Icaria, en Barcelona, que no podía llamarse sino El Chiringuito.
La esencia de un chiringuito es que perdure en el tiempo y que envejezca bien, que puedas entrar mojado y con arena (lo de comer sin camiseta debería estar penado con prisión). Un chiringuito tiene que ser bullicioso y oler a fritanga de la buena, tiene que ser un paraíso popular. Un chiringuito es un sitio exclusivo en el mundo, pero al alcance de todos. Y así es esta decoración: original y única, pero al gusto de todos.
Por ejemplo, los ikats (un tipo de tejido teñido con motivos tribales) de la firma Gastón y Daniela, que adornan la entrada al local, son piezas decorativas muy originales y poco comunes y, sin embargo, son elementos rústicos perfectos para un entorno donde prima la madera y la rafia pintadas, y el suelo de barro rústico.
Es un total acierto la elección de los muebles de diferentes procedencias, de madera o con asiento de enea. También Beristain ha dado absoluto protagonismo al esparto de las alfombras y los estores, así como las típicas cestas de playa que hacen las veces de pantallas de lámparas. Y en esta zona, el suelo es un pavimento continuo azul mar.
Me encanta esta mezcla desenfadada, muy al estilo chiringuito, de juntar muebles nórdicos, con mesas de teca pintada, o sillas de director con bancos tapizados a rayas. Es como ese look cosmopolita que consigues (sin pretenderlo) antes de entrar en el chiringuito: te encasquetas el pareo de indio, con las chancletas brasileñas, el sombrero de paja tipo borsalino, el biquini de H&M y el bolso de playa que venía con la revista del mes de julio. ¡Y todo casa! Si quieres ver otros locales de Jaime Beristain que hemos publicado en Decoratrix, pincha aquí.