Me enamoré de este banco-barca en cuanto lo vi. Sus líneas suaves pero contundentes, su volumen monolítico pero ligero, su textura suave pero dibujada... Todo en él es absolutamente irresistible (decorativamente hablando, por supuesto).
Indagué en sus creadores y volví a encontrar a esa empresa holandesa llamada Arco, de la que ya había fichado sus mesas nido pivotantes hace unas semanas. Y es que cuando te gusta un diseñador es como con la ropa. Vas a tiro fijo. Este banco se llama Arc, me imagino por su similitud con el Arca de Noé y su capacidad interior, pues mide 212 x 45 x 44 cm. La estructura es de chapa de roble y la tapa, con un tirador, es de roble macizo. No tengo idea de lo que puede costar, pero prefiero pensar que es como Georges Clonney en el anuncio de Nespresso... real pero inalcanzable.