Un apartamento en El Rastro de Madrid

El título verdadero de este post debería ser "La casa de los cinco balcones en esquina" pero nos parecía demasiado largo. Esta vivienda es el resultado de la rehabilitación de un piso antiguo en el Rastro de Madrid, concretamente en la célebre Plaza de Cascorro. Se trataba de una vivienda muy fragmentada con dos pasillos en paralelo en donde las habitaciones apenas tenían luz. La primera decisión que se tomó fue tirar la tabiquería y distribuir de forma que la luz fluyera sin barreras por todo el espacio.

Con esta nueva distribución los cinco balcones se ven desde todos los puntos de la vivienda y en ellos las copas de los frondosos árboles que pueblan esta plaza y que van cambiando de aspecto según la estación del año. Aunque se eliminaron los tabiques, en toda la vivienda se establecieron divisiones no convencionales entre los diferentes espacios; una hornacina abierta separa y a la vez conecta la cocina con el salón y un tabique con paneles de policarbonato semitranslúcido conecta el salón y el dormitorio. Estos paneles divisiorios tienen siempre una función práctica en este proyecto, por ejemplo, bajo la hornacina que da paso a la cocina se practicó una zona de almacenaje.

El pavimento de toda la casa es una tarima de roble de la firma Junkers teñida de un tono castaño grisáceo con un rodapié muy fino que nos gustó mucho y que es un motivo constructivo que se repite en el resto de las carpinterías de la casa. El sofá en esquina es el modelo Karlstad de Ikea tapizado en un algodón color topo. Las mesas gemelas de forja con tapa de mármol blanco son un diseño de la arquitecta y la silla es la LCW Chair de Ray and Charles Eames. Se eligió este modelo por su ligereza para que no interrumpiera la continuidad visual de esta zona.

En el acceso del salón al comedor se conservó un elemento estructural de la casa, un pilar de madera, potenciándolo al pintarlo de este color blanco que embellece su silueta tosca.

La cocina está organizada en torno a una isla, dejando la zona de cocción enfrentada a la pared y otros muebles altos de almacenaje. Los muebles proceden de Ikea y las puertas tienen el acabado negro alto brillo y buscando el contraste, la encimera blanca y el volumen de la campana en acero inoxidable. La pared que conecta con el salón desde la cocina se pintó de pintura de pizarra negra. Las lámparas de techo son dos globos de acero que proporcionan una luz puntual sobre la zona de trabajo.

En el pasillo, no muy ancho, la arquitecta diseñó estas librerías colgantes de poco fondo y lacadas en blanco que funcionan también como ligeras consolas donde colocar cuadros apoyados y algún objeto decorativo. En esta vivienda, las plantas tienen sus preferencias. Por ejemplo, la kentia que vive esta zona eligió una elegante bolsa de la compra como macetero.

En esta vivienda, las plantas tienen sus preferencias. Por ejemplo, la kentia que vive en la zona del recibidor eligió una elegante bolsa de la compra como macetero. En el comedor, sin embargo, la costilla de Adán eligió esta silla de formica de estilo retro como compañera de piso.

¿Te gusta este armario que parece una pared? Esta idea nos parece genial para solucionar las puertas de los armarios en un dormitorio muy pequeño, ya que al disfrazarlos de pared en cierta forma los integras y potencias la sensación de espacio.

Este dormitorio está lleno de ideas. Los medios tabiques que lo separan del salón y el baño son soluciones muy acertadas para dejar que la luz atraviese tranquilamente los espacios en esta vivienda. Y decorativamente hablando es mucho más atractivo separar visualmente con unos paneles de policarbonato translúcido, ya que el espacio se amplía y, en lugar de un estrecho dormitorio y un pequeño baño, el resultado es una coqueta suite que no ha perdido privacidad. Como sobrio cabecero nos encantó esta idea, una hornacina de un bonito formato rectangular retroiluminada que resuelve al mismo tiempo la iluminación y el almacenaje. Como no había espacio para una cómoda, se consiguió un lugar de almacenaje extra mediante esta librería de poco fondo hecha a medida bajo el ventanal que comunica con el salón.

El baño alargado se distribuyó en línea potenciando el espacio al colocar un espejo de pared a pared y un mueble bajolavabo colgante con dos gaveteros profundos que resuelven toda la necesidad de almacenaje. El plato de ducha ocupa todo el ancho del espacio del baño y está alicatado con unos tradicionales azulejos blancos de formato horizontal, pero su mezcla con sanitarios, griferías y accesorios de líneas modernas crea un efecto nuevo.

Una buena idea para crear dos toalleros que no sobresalgan mucho: se retranqueó la pared creando dos hornacinas iguales atravesadas por dos barras de acero inoxidable.

En esta vivienda reformada por la arquitecta Isabel Fraga aún quedo espacio para una habitación de invitados. Aunque da a un patio interior, tiene buena luz. En ella se aprovechó todo el espacio disponible creando armarios altos, bajos y medios, y dotándola de una pequeña zona de trabajo para los amigos viajeros de su propietario. Si quieres ver otros proyectos de Isabel, pincha aquí. Fotografías: Decoratrix.