Sillas con forma de letras

A, b, c, d... las letras del abecedario convertidas en cómodos (unos más que otros) asientos. Imagínate un comedor donde cada comensal tuviera una silla asignada, la correspondiente a su inicial, por supuesto, o una oficina en la que las sillas formaran el nombre de la empresa. No sé si resultan confortables, pero divertidas sí que lo son.

Quizás, su diseñador, el holandés Roeland Otten, se inspiró en el concepto de las sillas académicas a la hora de idear estos 26 asientos, en mayúsculas y minúsculas, pero querido, te olvidaste de nuestra españolísima Ñ; hubiera sido un asiento con sombrilla incluida, y todo un detallazo para el mundo hispanoparlante.