Salón decorado en blanco
Si hace unos años vivimos la moda de pintar en colores las paredes de toda la casa, ahora vuelve la tendencia a unificar con el blanco. ¿Os acordáis cuándo se llevaba pintar cada habitación de un color? En los interiores actuales, aunque se opte por dar un toque de color a una estancia con una o dos paredes en un color diferente al de las demás, se busca que predomine el color blanco.
El salón de este apartamento parisino se organizó en torno a una chimenea moderna con embocadura blanca, color que predomina en la decoración: telas, tapicerías, mobiliario, paredes, complementos y adornos son blancos. Después se añadieron sutiles pinceladas de contraste en negro y rojo en algunos textiles y obras de arte que forman parte de la decoración de este salón. El suelo de madera oscura aporta el toque de calidez.
Decorar el salón en color blanco es una de las claves para dar luminosidad, así como elegir bien el tipo de cortinas y muebles y evitar sobrecargar los espacios. Los tonos claros reflejan la luz, incrementan su brillo y generan la sensación de mayor amplitud en los espacios. Estores y visillos blancos son las cortinas más aconsejables para disfrutar de la luz, ya que impiden el paso del calor, además de proporcionar intimidad, pero dejan pasar bastante luz.
Si quieres crear una zona de trabajo en el salón, valora el espacio que quede cerca de la entrada de luz natural, a ser posible junto a la ventana. Una vez decidida su ubicación, el paso siguiente será definir la decoración, conseguir que el ambiente quede integrado en la decoración del salón.
Todas las obras son blancas. O casi. Cuadros y esculturas unidas por un denominador común, el color blanco.
Los espejos, al reflejar la luz, son un recurso ideal para dar sensación de continuidad, amplitud y profundidad en los espacios. Hacen que una habitación parezca más grande. Además, si se colocan en la pared frente a una ventana y sin marco, como se hizo en este salón, se conseguirá mejor el efecto deseado. Fotografías: Elle Japón.