Reforma integral en una vivienda de dos pisos, por Egue y Seta (1ª parte)

Convertir un chalé tradicional en una vivienda moderna, confortable y mejor articulada, contando con los mismos metros, fue el objetivo de este nuevo proyecto del equipo de Egue y Seta. Una reforma integral de un chalé en Benicassim de 300 m², donde el estudio aplicó nuevamente su tesis de transformar espacios compartimentados en un solo ambiente sin tabiques ni obstáculos visuales. Las áreas están determinadas por su uso, la utilización de los materiales y revestimientos y la misma distribución que crea una circulación cómoda que conecta cada zona. Al ser una reforma integral en dos plantas, os mostramos hoy la planta baja, donde conviven comedor, cocina y salón, con un pequeño aseo. La reforma incluyó, además, el proyecto de paisajismo que modificó el exterior de la vivienda, con piscina, jardín y porche, para incluirlos dentro del paisaje interior de la casa.

El acceso a la vivienda se realiza a través del jardín con entrada directa al comedor, que ocupa el antiguo espacio de la terraza. Rodeando este espacio, una estructura acristalada con perfiles de hierro permite que el jardín sea parte del interiorismo de toda la planta baja. La mesa está realizada en madera de roble con patas de perfiles de hierro; las sillas Eames ponen un discreto toque de diseño contemporáneo.

La altura del techo y el cambio del pavimento de cemento pulido a baldosas decorativas delimitan la zona de la cocina, que está completamente abierta al comedor y al distribuidor desde donde arrancan las escaleras. Un pequeño rectángulo ajardinado en medio del área pone un límite visual, pero sin obstaculizar la circulación.

La cocina se equipó con armarios laminados en acero inoxidable, al igual que todos los electrodomésticos. Para restar frialdad al acero, la encimera es de madera natural y las baldosas porcelánicas llevan un dibujo de cerámica tradicional.

La cocina es una conjunción de estilos muy bien lograda, con elementos industriales, modernos, tradicionales y naturales que encajan a la perfección, dentro de un concepto más amplio que, sin duda, nos lleva a la filosofía del loft. En el centro del espacio, una isla de trabajo que alberga la vitrocerámica y, sobre ésta, un extractor de humos encastrado en el techo.

En esta imagen se pueden apreciar los tres espacios que conviven en la planta baja con absoluta fluidez: a la izquierda, el comedor; a la derecha, la cocina con su isla de trabajo; y al fondo a la izquierda, el salón.

El salón se proyectó a modo de "caja" panelada de madera, con el techo pintado en azul agrisado y una estudiada iluminación enfoscada en uno de los lados. Este tratamiento del techo continúa hasta el comedor creando una comunicación visual entre ambas zonas. Para el salón se optó por una distribución el U, con todos los elementos colocados junto a las paredes. Un sofá azul con chaise longue es el eje sobre el que se organiza el resto del mobiliario.  

El pequeño aseo de la planta baja se alicató con baldosas rectangulares blancas y llaga de color. Los sanitarios, de Roca, se eligieron de pequeñas dimensiones para no agobiar el espacio.

Dos vistas del exterior, en el que se aprecia la piscina y el cuidado jardín, que se adentra en la decoración interior, gracias a los paramentos acristalados que rodean el comedor. Mañana os enseñaremos la segunda planta, donde se encuentran los dormitorios articulados de una manera muy original, comunicados y, a la vez, independientes de una forma sutil. Y si queréis ver más proyectos realizados por el equipo Egue y Seta, pinchad aquí. Fotos: Vicugo.