Reforma de un apartamento de 75 m2

Espacios luminosos y cómodos, una distribución muy cuidada y pequeños detalles son la base de esta reforma llevada a cabo por la arquitecta y diseñadora Sophie von Bülow en un edificio de principios del siglo XX, en el barrio berlinés de Prenzlauerberg, y que no se había tocado desde los años 30. Más que una reforma, su intervención consistió en la total transformación de dos pequeñas viviendas contiguas en un solo apartamento más amplio y adecuado a las necesidades de sus nuevos propietarios.

Ante el deterioro irreparable que el tiempo había dejado en ambos pisos, Sophie no tuvo más remedio que echar abajo prácticamente todo y empezar de cero. Se mantuvieron en pie únicamente los muros de carga y algunos detalles originales del edificio como las molduras de los techos, parte de la madera y las ventanas que se encontraban en mejor estado. El comedor, que también se utiliza como espacio de trabajo, se amuebló con una mesa de madera, diseño de Sophi, que combina estructura de acero y paneles de madera clara suave y sillas de diferente factura. Una sencilla librería, con estanterías de pared a pared, completa la decoración.

En el nuevo apartamento, se cambió por completo la distribución original para hacerla más funcional y dar mayor amplitud a los diferentes espacios. Un buen ejemplo de esto, son el comedor y la cocina que resultan más amplios al quedar conectados por dos grandes vanos, abiertos en el muro que los separa.

Uno de los mayores encantos de este apartamento radica en la original mezcla de estilos, donde los materiales industriales se mezclan con otros más naturales en una perfecta combinación de tradición y modernidad. La madera antigua, lijada y pintada en blanco, y las paredes en colores neutros son el denominador común de todos los ambientes.

La decoración del dormitorio no puede ser más sencilla, incluso se prescindió del cabecero. Como en el resto de la casa, predominan los tonos blancos y neutros, solo un par de cuadros y los cojines ponen una nota de color en el ambiente. Una pequeña cómoda de madera restaurada y pintada en blanco completan la decoración.

En el cuarto de baño, un espacio minimalista y limpio, destaca un murete alicatado con azulejos blancos que se utiliza como lugar de apoyo para el espejo y los útiles de aseo. La madera del suelo, muy deteriorada, se sustituyó por un pavimento de cemento, realizado por la empresa alemana Concreed, el mismo que se utilizó para realizar la encimera que acoge el lavabo, pero pintado en un tono más oscuro. Vía: Deezen. Fotos: Sophie von Bülow.