Reforma de un apartamento de 50 m2

En un complejo residencial de Bucartest, en Rumanía, se encuentra este apartamento de tan sólo 50 m2. Sus propietarios confiaron en la experiencia y buen hacer del estudio del Bogdan Ciocodeică & Diana Roşu para proyectar y acometer una reforma con el firme propósito de convertirlo en una vivienda que aunara estética y funcionalidad. Para ello, era fundamental ganar luminosidad, pues la falta de luz crea ambientes sombríos y sensación de poco espacio, y rentabilizar al máximo cada metro cuadrado.

Al tener pocos metros era necesario optimizar los mismos y para ello se redujeron los compartimentos del apartamento a lo estrictamente necesario. Se eliminaron zonas de paso para crear un espacio lo más diáfano posible.

En los apartamentos pequeños es cada vez más frecuente integrar el salón y la cocina. ¿Por qué no hacerlo también con otras estancias? En este caso, unas puertas de cristal independizan el dormitorio.

Otro aspecto a valorar es la altura de los techos. Son muchas las viviendas antiguas que sí disponen de altos techos, pero cuando no es así, es necesario usar recursos para engañar al ojo y lograr una ilusión óptica de mayor altura. Pintar el techo en un color más claro que el de las paredes; optar por una iluminación de pared en vez de una iluminación desde el techo (evita lámparas empotradas porque la distribución de la luz será irregular y puede hacer que el techo parezca incluso más bajo), o vestir las ventanas con cortinas largas lo más cerca del techo posible son algunos "trucos" para crear sensación de altura.

El dormitorio se independizó del resto de la vivienda a través de una estructura metálica con cuarterones de cristal que, además de resultar visualmente más ligero que un tabique, permite el paso de la luz de un espacio a otro. El cerramiento acristalado se acompañó de unas cortinas blancas para dar intimidad al dormitorio.

Las paredes de cristal sirven para dividir espacios, aislar del ruido y olores, pero sin perder la conexión visual entre ellos. Este tipo de tabiques, muy frecuentes en lofts de tipo industrial, se suelen utilizar para separar el dormitorio de las zonas comunes, pero también para aislar la cocina y evitar que olores y humos lleguen al salón o comedor.

La estructura metálica consta de dos puertas correderas para ganar amplitud y aprovechar el espacio que se necesita habitualmente para abrir una puerta convencional.

La ventana y el frente de armarios se vistieron con unas cortinas blancas iguales que las que completan el cerramiento de cristal. Para crear sensación de mayor altura, éstas se colgaron a ras del techo.

En la pared del cabecero se construyó un murete a base de una subestructura interior y un revestimiento exterior de madera. El murete hace las veces de repisa y se utiliza para colocar libros, cuadros y otros adornos.

En la decoración del salón, se apostó por una estilo contemporáneo con paredes pintadas en azul oscuro, muebles de madera clara, un sofá gris y pinceladas blancas. El techo es de hormigón sin enlucir, igual que en el resto de la vivienda, lo que consigue un efecto envolvente.

En la cocina se mantuvo la línea estética del salón (azul, blanco y madera clara) para crear cierta continuidad visual y así ganar sensación de amplitud. Se optó por una distribución en L con los muebles inferiores en color blanco y armarios superiores de madera clara en una de las paredes.

Revestir suelo y paredes con el mismo tono es otra solución para aportar sensación de continuidad. En este caso, se realizó un zócalo de gresite beis en la zona del lavabo (un modelo cuadrado mini) y losetas cerámicas en la de la bañera. El resto, se pintó de azul. La falta de zonas de almacén sólo se puedo solucionar con una repisa estrechita que recorre la pared del lavabo.

A la hora de organizar el espacio, los arquitectos se plantearon trazar una distribución cómoda y funcional desde que uno entra en el apartamento hasta que se va a la cama, por la noche. Así, la superficie se divide muy sutilmente en dos zonas: salón, comedor y cocina a la izquierda de la puerta de entrada, y dormitorio y baño a la derecha. Fotografías: Radu Sandovici y Andrei Margulescu.