Iluminar con plafones de techo
Los plafones de techo son una opción perfecta para resolver la iluminación general en estancias donde los techos no son muy altos o no se quiere restar protagonismo a la decoración, pues, a diferencia de otras lámparas de techo, resultan muy discretas y ayudan a crear ambientes despejados. A continuación, te damos las claves para ayudarte a elegir los modelos que más te convengan.
¿Qué aspectos debes tener en cuenta?
Antes de decidirte por unos plafones de techo en concreto es importante que valores las dimensiones de la estancia donde quieres instalarlos, y no sólo los metros cuadrados; también la altura del techo. Este tipo de lámpara se caracteriza por ir pegada al techo. Por este motivo los plafones resultan ideales para habitaciones que no tienen alturas muy elevadas o para espacios de dimensiones reducidas, pues funcionan muy bien para crear sensación de altura y amplitud.
En cuanto al tamaño de los plafones, las últimas tendencias apuestan por piezas cada vez más grandes, tanto que te resultará fácil encontrar con modelos de más de 60 cm de diámetro, incluso de 100 cm. Otra opción muy actual es crear juegos con varios plafones pequeños, en vez de uno muy grande.
También conviene valorar el tipo de bombillas que utiliza cada plafón y apostar por soluciones LED: son las que mejor iluminación nos va a ofrecer, y que más tiempo van a durar.
¿Dónde vas a colocarlos?
El siguiente punto a considerar es el uso que vas a dar a la estancia donde va a ir colocado el plafón. Es muy importante iluminar adecuadamente cada espacio para desarrollar las actividades cotidianas cómodamente.
Así, por ejemplo, para el salón, donde en unos momentos se necesita una iluminación acogedora y suave para relajarnos, pero en otros se requiere una luz puntual más intensa para leer o trabajar, los plafones led con mando a distancia son una opción perfecta. Ten en cuenta que los plafones modernos en su mayoría, llevan incorporado un mando que nos permite regular no solo el tono de la luz, sino también la intensidad, por lo que son particularmente útiles.
Cuando salón y comedor comparten el mismo espacio, lo ideal es combinar la lámpara de techo que ilumina la mesa del comedor con un plafón en la zona de estar.
El dormitorio es otra de las estancias donde realizamos actividades de distinta índole: desde dormir (obvio) hasta leer, ver la tablet o trabajar. En este caso, además de las lamparitas de mesa o los apliques que se suelen colocar a cada lado de la cama, será necesario resolver la iluminación de techo con un plafón regulable.
Para iluminar la cocina, los plafones led son las fuentes lumínicas más recomendables ya que reparten la luz uniformemente y crean espacios muy bien iluminados.
Los plafones también son una de las mejores opciones que hay para iluminar el cuarto de baño o los pasillos de una vivienda. Normalmente estos espacios se caracterizan por no ser excesivamente grandes y necesitar una iluminación uniforme para evitar que aparezcan sombras incómodas.
El estilo decorativo de la estancia
Los plafones de techo son piezas muy versátiles que encajan con todo tipo de propuestas decorativas. Además, ahora que las últimas tendencias en el diseño de interiores apuestan por mezclar elementos de distintas épocas, estilos y procedencias, te resultará mucho más fácil. En cualquier caso, las principales firmas de iluminación cuentan con un amplio catálogo de plafones en distintos tamaños, formas y materiales para elegir el que mejor vaya con el estilo decorativo de la estancia. Así, los plafones con cristal son ideales para ambientes clásicos, mientras que los diseños de líneas depuradas, de aluminio acabado en color negro quedan perfectos en interiores contemporáneos. Encontrarás plafones de techo en todo tipo de materiales: desde aluminio, metal y policarbonatos hasta de tela, una de las opciones más solicitadas porque son vistosos, elegantes y fáciles de limpiar.
Por último, deberás valorar el color o temperatura de la luz. Los expertos recomiendan una luz fría (entre 5000 y 6500 K) en cocinas, baños y zonas de trabajo, y una luz neutra o cálida (entre 3000K y 4000K) cuando quieras crear espacios mucho más acogedores, como el salón y los dormitorios.