Espejos hechos con raquetas de tenis recicladas
Hace ya mucho tiempo que no le doy a la raqueta pero nunca he querido deshacerme de mi vieja Wilson de madera, aunque la tenga arrinconadas en un armario. Sin embargo, puede que vuelva a lucirla, pero no para jugar sino para convertirla en un original marco para espejo con el que adornar alguna pared. Si tú también tienes raquetas de tenis que ya no utilizas, échale imaginación y conviértelas en espejos decorativos para tu casa. Podrás disfrutar nuevamente de tus preciosas raquetas y de una forma más relajada que antaño. Y quien dice de tenis, también se pueden reciclar raquetas de badminton, squash o ping-pong. ¿Cómo lo ves?
No es una manualidad difícil y el resultado es muy estético. Para trabajar con las raquetas, tenemos dos opciones: dejarlas con su color natural, respetando su estilo antiguo, o podemos lijarlas y pintarlas con uno o varios colores, como más te guste. Si la raqueta tuviera algún tipo de imperfección, se lija previamente (con una lija de grano fino) para alisar su superficie, se pinta, se deja secar y se barniza para un mejor acabado. El modelo de la foto, en mi buen estado, se ha dejado como estaba. Acompañada con objetos antiguos, marca una pared muy bonita de estilo vintage.
Para que los espejos se adapten perfectamente al marco, si no tienes las herramientas adecuadas, lo más fácil es llevar la raqueta a un establecimiento especializado (cristalería, centro de bricolaje, tienda de manualidades) para que nos corten los espejos a medida. Además, el especialista dejará los bordes totalmente pulidos para para evitar cortes al manipularlos mientras armamos nuestra manualidad. Con los espejos ya hechos y las raquetas pintadas, solo resta colocar el espejo en su lugar. Con dos raquetas se puede hacer una composición de espejos y colocarlos a diferente altura, por ejemplo, en la pared del pasillo.
Si decides dejar el cordaje, úntalo de pegamento, encaja el espejo bien y déjalo secar bien. Pero si retiras el cordaje, es conveniente colocar una madera o un cartón resistente de la misma medida que el espejo en la parte trasera para sujetar el espejo. Por último, coloca un tornillo de ojo cerrado en la raqueta, bien centrado para que el espejo quede recto, clava una alcayata en la pared y ya puedes colgar tu espejo. Los espejos que ilustran este post son algunos modelos que he visto en tiendas online y su precio oscila entre los 50 y los 80 €. ¿Qué te parece el ahorro?