Decoración ecléctica con piezas de ayer y hoy
Sus grandes ventanales, que permiten aprovechar al máximo las horas de luz natural, cautivaron a su actual propietario, un director de fotografía, amante del arte y del diseño. Su idea era convertirlo en un lugar en el que relajarse, un refugio donde disfrutar de un ambiente alegre y vacacional durante todo el año. Para ello, confío en el estudio de interiorismo Alex March Studio, que se encargó del proyecto de reforma e interiorismo.
Pasado y presente en armonía
"Imaginaba una decoración alegre y heterogénea, con una mezcla entre pasado y presente a través del arte, el diseño, la artesanía y revestimientos populares", explica Alex March. Para lograrlo se nutrió de una ecléctica selección de piezas de mobiliario de los años 20, 50, 60 y 70. Sin olvidar el uso de plantas y flores, un recurso que siempre aporta frescura y calidez.
Elementos recuperados
En el proyecto de remodelación se conservaron elementos originales, si bien se actualizaron para aligerar el peso visual. Así, la carpintería de madera de pino era muy oscura y se restauró y se barnizó en dos colores más claros. También, el techo con boveda catalana se dejó a la vista, pero se pintó en blanco para potenciar la luminosidad.
Los ventanales se vistieron con unas persianas venecianas de madera de haya, que permiten regular la cantidad de luz que entra en la casa, además de brindar intimidad al interior.
Mobiliario vintage y arte contemporáneo
En la decoración del salón destacan piezas tan especiales como el sofá AG Barcelona, de los años 70, en un tono marrón suave, que se animó con cojines marroquíes de lana. La mesa de centro, de estilo brutalista, es un diseño holandés de 1975 y la alfombra es un modelo belga de lana blanca. La cómoda es del diseñador de muebles danés Arne Vodder. El arte tiene también una presencia destacada a través del increíble óleo sobre papel de Iñaki Moreno que decora la pared del sofá y la escultura "Krasznai", de Roger Coll.
Salón, comedor y cocina en el mismo espacio
La vivienda se distribuye en dos alturas y presenta un interiorismo relajado donde el lujo, lejos de elementos que tiendan a la opulencia, se encuentra en el cuidado exquisito de los detalles, donde cada una de las piezas tiene una historia que contar.
En el comedor, una mesa redonda de los años 60, de madera y sobre de cerámica esmaltada en blanco, se acompañó de cuatro sillas francesas, de los 50, diseñadas por Charlotte Perriand. También se quiso hacer un guiño a la cultura tradicional catalana a través de piezas artesanales autóctonas, como las alfombras de fibras naturales y la cerámica de La Bisbal.
El arte contemporáneo nos ubica en el espacio y tiempo actual con obras tales como "Gaima in the desert", de Adriá Uyá, y una selección de piezas de cerámica de Mari Masot.
Cocina abierta
Con el objetivo de que quedara integrada en la decoración del resto de la planta, la cocina se amuebló con armarios blancos –el mismo color de las paredes–, y una encimera laminada en madera clara.
Es en este espacio donde se encuentra la escalera que comunica las dos alturas de la vivienda: un diseño metálico con peldaños volados de madera que se decoró con helechos colgantes.
El dormitorio principal
En esta habitación, se creó un atmósfera serena y relajada gracias a la luz tamizada mediante unos estores de madera natural y a las distintas texturas, todas muy suaves, que enriquecen la decoración: los cojines en tonos crudos, de Calma House y Gancedo; una colcha bouti blanca, de El Corte Inglés; una alfombra de fibras naturales…
Las mesitas de noche son danesas, de los años 60; las lámparas de madera de caoba, francesas, de los años 50 y los dos taburetes a los pies de la cama son un diseño de Miguel Fisac, también de mediados del siglo XX.
Piezas que aportan estilo
Un tapiz de macramé artesanal de los años 60 en tonos crudo y mostaza preside la zona de estar que se creó en la primera planta. En este caso, las butacas Torres Clavé del año 1934, de estructura de madera de roble y asiento y respaldo tejidos con cuerda de manufactura artesanal, se acompañaron de tres mesitas inglesas de los años 50 realizadas en madera de haya. El suelo se cubrió con una alfombra iraní de lana blanca.
En definitiva, en la decoración de esta vivienda, el interiorista Alex March ha sabido fusionar con maestría piezas europeas del siglo pasado, diseños actuales, artesanía autóctona y obras de arte contemporáneo.
Fotos: Sandra Rojo.