Cómo restaurar un taburete de madera con papel pintado

Aprovechamos estos largos días de verano para hacer un par de manualidades en la terraza de Decoratrix. Hacía tiempo queríamos recuperar la pareja de taburetes de madera de abedul Frosta, de Ikea, un clásico del diseño nórdico. Estos incondicionales aliados, que sirven de mesa, asiento o, incluso, de escalera, llevaban ya un buen trote, y su aspecto era francamente deplorable. Nuestra instención era pintarlos, pero hasta que no cayó en nuestras manos el papel pintado de las bailarinas hawainas de la firma Batabasta, no dimos con la idea final. Las bailarinas les darían un aspecto renovado, fresco y les devolverían la dignidad perdida.

Ahora, los taburetes lucen como nuevos y se han convertido en una pieza imprescindible en cualquier actividad doméstica. Han salido del baño y la cocina, donde estaban desterrados por su aspecto viejo y desgastado, y ahora ocupan un lugar privilegiado en nuestra decoración. Pero vayamos por pasos. ¿Queréis saber cómo los restauramos en dos días?

Nuestra inspiración

Sin duda, el puntazo es el papel pintado de las bailarinas hawainas, un diseño de Batabasta que nos enamoró en la pasada edición de Casa Decor (podéis ver aquí el Bar Clandestino que hicieron junto con Claudia Urvois). Estas jóvenes diseñadoras, Leticia Cano y Clara Arnús, empezaron en el mundo textil (sus camisas son súper cotizadas por los entendidos), pero también están involucradas en temas de interiorismo y decoración. Sus diseños son alegres, coloristas, naif y con un punto de humor que los hace absolutamente irresistibles.

Materiales para restaurar un taburete de madera

Además de escoger un papel pintado llamativo, se necesitan los siguientes materiales:
Lija para madera
• 1 litro de pintura plástica blanca (ésta es de Tollens).
Brochas de dos grosores
Cola blanca
Barniz transparente satinado (éste es de Tollens)
• Un cúter, lápiz y tijeras

Antes de empezar

Los pobres taburetes Frosta no sólo estaban de muy mal ver, sino que también requerían de un ajustado de tuercas, ya que el uso las había aflojado. Esto tienes que hacerlo antes de pintar.

Paso 1: lijar el taburete

Es necesario lijar bien el taburete para quitar los restos del barniz y, además, eliminar manchas e irregularidades, con el fin de que quede la superficie lo más lisa posible. Nosotros hemos contado con la inestimable ayuda de Íñigo, nuestro pequeño Decoratrox, que poco a poco se va curtiendo en esto de las manualidades en un trix.

Paso 2: limpiar la superficie

Una vez lijado el taburete, es imprescindible limpiarlo bien con un trapo húmedo para quitar el polvillo del lijado y cualquier otra mancha que se haya resistido. No empieces a pintar hasta que no esté seco. En maderas más porosas y en peor estado, puedes aplicarle, además, una capa de sellador antes de pintar.

Paso 3: pintar

Hemos elegido pintura plástica blanca, pero también puedes hacerlo con esmalte acrílico. Suele quedar mejor, porque cubre más, pero la pintura plástica no necesita disolvente para limpiar las manchas en la ropa, la piel y las brochas. Como nuestro colaborador Íñigo aún es menor de edad, preferimos materiales más inocuos, que se puedan limpiar con agua y jabón. Una vez dada la primera mano, deja secar 4-5 horas, para poder dar una segunda mano.

Paso 4: cortar y pegar el papel pintado

Una vez los taburetes estén pintados y secos, corta el papel pintado. En nuestro caso, como queríamos que el trío de bailarinas quedara bien centrado, medimos y colocamos el taburete boca abajo para cortar con un cúter el diámetro exacto del asiento. Es importante que utilices un cúter que corte bien, pues los papeles pintados tienen cierto grosor. A continuación, extiende uniformemente la cola blanca sobre el asiento del taburete (esto es muy importante para que no queden irregularidades) y pega el papel inmediatamente, pues mientras la cola esté húmeda, puedes rectificar la posición del papel. Deja secar un par de horas.

Paso 5: barnizar todo el taburete

Para terminar, hemos aplicado una capa de barniz transparente satinado (al secarse, no tiene brillo), primero a todo el asiento, y después, 2 capas más sólo a la tapa del asiento. Así te aseguras de que el papel queda bien protegido.

El antes y el después

Aquí lo tenéis: un auténtico "antes" y "después". El taburete Frosta ha pasado de ser un fiel, pero desvencijado, auxiliar de la casa, a ser la monería del momento, para envidia de sus muebles vecinos. Un auténtico "cambio de look" del que estamos muy orgullosos. Por supuesto, Frosta ya se niega a vivir en la cocina nunca más... Ahora quiere ser el centro de atención con sus hawainas danzarinas en esta mesa tropical que hemos montado para su lucimiento. Fotos: Decoratrix