Botes de cristal que esconden secretos
Cuando era pequeña me llevaron a un taller donde mi madre decidió que practicaría las artes. Imaginad una habitación –llena de señoras que me reñían por cualquier cosa– que estaba como colgada en una azotea de Cádiz. Todo lo que se veía desde las ventanas me interesaba muchísimo más que lo que ocurría en el taller. Sin embargo, de aquella época de aprendizaje me ha quedado una tendencia inconsciente a forrar y a aprovechar todos los tarros de cristal o a darles un aspecto agradable, fue lo único que me enseñaron. Los que os muestro hoy estaban perdidos por ahí y pensé darles un uso secreto. Aunque los veáis forrados con unos papeles muy monos para que no se adivine el interior, y tengan unas etiquetas que cuentan su contenido, su verdadero cometido es el de esconder cosas que no quiero que nadie vea: multas, por ejemplo, o regalos pequeñitos que voy escondiendo desde hace unos días. Foto: Decoratrix.