Alfombra para gatos mimados

–"Mira esta alfombra para la habitación de los niños"–, le dije a mi amiga Floratrix. –"¡¿Pero qué me dices?"–, exclamó escandalizada. –"Esta preciosa alfombra se la pongo yo a Leoncio, mi rey gatuno, para que se despatarre"–. Y le contesté muy cáustica: –"Yo la encuentro un poco femenina para un gato... Pero en fin, dicen que son daltónicos"–. A lo que me respondió, algo airada: –"A mí me flú. Yo se la compro. ¿De dónde es"–. No le respondí, pues estaba acelerada, buscando la información en el catálogo de Habitat: –"¿No será muy pequeña?–, le dije. –"Mira que Leoncio está gordo".– "Qué va, lo que pasa es que es de constitución fuerte. De todos modos, ¿cuánto mide?". –"Aquí dice que 64 x 100 cm. No está mal... Pero es de pura lana. ¿No te vendría mejor algo sintético?". – "Para nada. Leoncio es alérgico a todo. Sólo se puede rozar con fibras naturales". –"Ah... ¿Quieres que te diga el precio?". –"Me da igual. Te dejo, me voy a acercar a ver si la pillo"–. Y ahí me quedé, sola, pensando: "Caramba con Leoncio, que suerte ha tenido, vaya vida de gato se da!"