Reciclar objetos cotidianos
No cabe duda de que el reciclaje es todo un acto de imaginación y creatividad, que demostraremos con estos ocho ejemplos que hemos ido recopilando de aquí y de allá. La idea de reciclar maletas viejas para hacer baldas salió en la portada de la revista norteamericana Fleamarket Style y rápidamente se extendió por la web y se convirtió en el "top trendy" de los DIY mundiales.
Un escurridor de metal galvanizado, de los de toda la vida, se puede convertir en una original lámpara de techo para la cocina. Eso sí, es necesario dotarla de una buena bombilla. Vía Casa Diez.
¿Y qué os parece esta curiosa idea de reciclaje? Son bidones de vidrio para el agua, que se han convertido en decorativas lámparas de techo.
El diseñador Jeremy Pretus ha creado este banco con asientos de bicicleta, llamado Mish Mash. Nos quedamos con la intriga de si serán tan cómodo como parece.
Reciclar las cestas y carritos de los supermercados fue la idea que tuvo Ramón Coronado para aportar su grano de arena en la zona de Los Angeles donde vive, muy azotada por la pobreza. Podéis ver todo el reportaje del proceso de reciclaje aquí.
El diseñador Joroen Wessenlink ha creado esta silla para la que ha utilizado los tubos de un radiador. Pero, además, es una silla-radiador, que nos asegura tener la posaderas calentitas.
Parece que las lámparas son todo un universo por descubrir para los reciclatrix en acción. He aquí otra idea, esta vez con un rallador común de latón, ideada por Rafael Urzúa para una tienda de lomografía en Santiago de Chile.
Dejamos para el final una mis favoritas, la cristalería completa que el equipo de Sanserif Creatius y la artesana del vidrio Sara Sorribes con botellas de los vinos elegidos por el Consejo Regulador Denominación de Origen Utiel-Requena. La colección Wineries se ha desarrollado dentro de un proyecto de aplicación de materiales y técnicas tradicionales de la artesanía para nuevos objetos de consumo.